Colaboración del Lic. Eduardo Méndez, MBA Gerencia Social. Gerontólogo Social.
Coordinador del Centro Diurno El Tejar
¿Alguna vez te has preguntado cómo podríamos mejorar la gestión en los centros de día que operan las organizaciones de bienestar social en Costa Rica?, por años, he escuchado y visto muchos centros trabajar bajo modelos asistenciales y que, aunque ofrecen apoyo y oportunidades para las personas mayores, es fundamental abordar las críticas y áreas de mejora para garantizar que estos modelos sean más inclusivos, personalizados y brinden atención centrada en la persona. Lo anterior, responde a la urgencia de que los adultos mayores en Costa Rica están cambiando, no solo en número sino en gustos, intereses y demanda de nuevos servicios. Aquí les comparto algunas ideas de cómo podemos mejorar el modelo de gestión de los centros diurnos y profesionalizarse para convertirlos en centros de envejecimiento activo.
Un centro de envejecimiento activo es un lugar donde las personas mayores pueden participar en actividades físicas, sociales y educativas diseñadas para mantener su bienestar físico y mental. El objetivo de un centro de envejecimiento activo es promover la independencia, la autonomía y la participación activa de las personas mayores en la sociedad, ayudándolas a mantenerse activas y comprometidas en su comunidad. Un centro de envejecimiento activo trabaja bajo un modelo de gestión definido conceptualizado en enfoques gerontológicos.
ALGUNAS ESTRATEGIAS QUE PODEMOS IMPLEMENTAR
¡Si no intentas cambiar, terminarás haciendo lo mismo siempre! Si no buscamos cambiar y evolucionar, corremos el riesgo de quedarnos estancados y repetir los mismos patrones.
Aquí te comparto algunas ideas que podemos implementar:
· Integración de tecnología: Incorporar dispositivos y sistemas tecnológicos que faciliten la comunicación con familiares, el monitoreo de la salud y la realización de actividades cognitivas y de ocio. Por ejemplo, tabletas, computadoras y sistemas de videoconferencia.
· Diseño accesible y amigable: Renovar los espacios físicos para que sean accesibles y seguros, incorporando elementos ergonómicos, áreas de descanso y mobiliario adecuado para personas mayores.
· Programas de actividad física: Implementar programas de ejercicio y terapia física adaptados a las necesidades y capacidades de las personas mayores, con el objetivo de mejorar su movilidad, fuerza y salud en general.
· Estimulación cognitiva: Ofrecer actividades y talleres que promuevan el mantenimiento y la mejora de las habilidades cognitivas, como juegos de memoria, actividades de lectura y escritura, y terapia ocupacional.
· Atención médica: Garantizar que el personal médico esté disponible para atender las necesidades de salud de los usuarios, así como proporcionar seguimiento a los tratamientos y medicamentos prescritos.
· Soporte emocional y psicológico: Contar con profesionales de la psicología que ofrecen terapia individual y grupal, además de brindar asesoramiento a familiares y cuidadores.
· Alimentación saludable: Implementar menús nutritivos y personalizados, en función de las necesidades dietéticas y médicas de cada persona mayor.
· Fomento de la socialización: Promover actividades y eventos que estimulen la interacción y la comunicación entre los usuarios del centro, para prevenir el aislamiento social y mejorar la calidad de vida.
· Vinculación con la comunidad: Establecer alianzas con organizaciones locales y grupos comunitarios para que los adultos mayores se sientan integrados y puedan participar en eventos y actividades fuera del centro.
· Capacitación y actualización del personal: Garantizar que el personal del centro esté capacitado y actualizado en las últimas tendencias y mejores prácticas en la atención a personas mayores.
Estas medidas ayudarán a mejorar la calidad de los servicios ofrecidos en los centros de día para personas mayores, promoviendo su bienestar y contribuyendo a una vida más plena y saludable. Pero, las estrategias deben ser sostenibles en el tiempo. Por eso, es necesario estructurar una oferta programática basada en modelos gerontológicos.
¿Y ENTONCES, LA OFERTA PROGRAMÁTICA?
Las estrategias y la oferta programática son dos conceptos que, aunque estén relacionados, tienen diferencias clave en cuanto a su propósito y enfoque en el ámbito de la planificación y ejecución de proyectos, servicios o actividades. Las estrategias se refieren al enfoque y a los métodos empleados para alcanzar objetivos a largo plazo, mientras que la oferta programática se centra en las actividades y servicios específicos que se ofrecen en función de las estrategias establecidas. Ambos conceptos son complementarios y esenciales para la planificación y ejecución exitosa de proyectos y programas.
Es necesario que el centro de día defina una oferta programática basada en modelos gerontológicos. Esto tiene como objetivo principal mejorar la calidad de vida de las personas mayores y promover su bienestar integral. Al desarrollar programas que aborden las necesidades específicas de las personas adultas mayores, se pueden abordar aspectos físicos, cognitivos, emocionales y sociales, así como también fomentar la independencia y la participación en la comunidad. Ahora, la oferta programática sí debe basarse en modelos gerontológicos basados en evidencia, entre los que recomendaría la atención centrada en la persona, el modelo del envejecimiento activo y el modelo ICOPE propuesto por la Organización Mundial de la Salud con ocasión de la “Década del envejecimiento saludable”. Obviamente, también se puede considerar aquellos postulados propios del centro diurno basados en el modelo de intervención comunitaria, que han sido sistematizados.
Aquí algunas propuestas de programas basados en modelos gerontológicos:
· Programas de actividad física: Ejercicios y actividades físicas adaptadas a las capacidades y necesidades de las personas mayores, como yoga, tai chi, caminatas guiadas, hidro gimnasia, y clases de baile. Estas actividades contribuyen a mantener la movilidad, la fuerza y la resistencia.
· Estimulación cognitiva: Talleres y actividades que fomentan el mantenimiento y la mejora de las habilidades cognitivas, como grupos de lectura y escritura, terapia ocupacional, y juegos de memoria y atención. En este apartado, recalco la necesidad de que en los centros se dé una profesionalización de la estimulación cognitiva para evitar improvisaciones o evitar que se realicen actividades que se imaginen como estimulación sin serlo.
La profesionalización de la estimulación cognitiva implica la formación adecuada de los profesionales, la obtención de certificaciones y acreditaciones, la investigación y aplicación de métodos basados en evidencia, la colaboración interdisciplinaria, la evaluación y seguimiento de los programas y el cumplimiento de principios éticos. Estos elementos contribuyen a mejorar la calidad y la eficacia de los servicios y programas de estimulación cognitiva, lo que a su vez beneficia a las personas que participan en ellos.
· Apoyo emocional y psicológico: Terapias individuales y grupales enfocadas en el bienestar emocional y la salud mental de las personas mayores, así como talleres sobre el manejo del estrés y la ansiedad, la resiliencia, el autocuidado y la gerotrascendencia.
· Programas de socialización: Actividades y eventos que promuevan la interacción y la comunicación entre las personas mayores, como clubes de hobbies, grupos de discusión, y fiestas temáticas, para prevenir el aislamiento social y mejorar la calidad de vida.
· Educación para la salud: Charlas y talleres sobre la prevención y el manejo de enfermedades crónicas, como la hipertensión, la diabetes, y la osteoporosis, así como la promoción de estilos de vida saludables y el autocuidado.
· Participación comunitaria: Programas que fomenten la integración y la colaboración de las personas mayores en la comunidad local, como voluntariado, actividades intergeneracionales, y colaboraciones con organizaciones locales y grupos comunitarios.
· Apoyo a cuidadores y familiares: Talleres y grupos de apoyo para cuidadores y familiares de personas mayores, con el objetivo de proporcionar información y herramientas para un cuidado adecuado y la promoción del bienestar emocional.
· Promoción de la independencia y la autonomía: Programas de capacitación en habilidades de la vida diaria, como manejo del dinero, uso de tecnologías, y movilidad, para fomentar la independencia y la autonomía en las personas mayores.
· Arte y expresión creativa: Actividades y talleres que fomenten la creatividad y la expresión artística, como pintura, cerámica, música, y danza, para mejorar el bienestar emocional y cognitivo.
· Prevención de caídas y seguridad en el hogar: Talleres y programas educativos que enseñen a las personas mayores y sus cuidadores cómo prevenir caídas y mantener un entorno seguro en el hogar.
Al implementar estos programas en centros de día se puede contribuir al bienestar y la calidad de vida de las personas mayores, abordando de manera integral sus necesidades y potenciando sus habilidades y capacidades.
¿Y EL PRESUPUESTO?
Desarrollar una oferta programática de calidad con un presupuesto limitado puede ser un desafío, pero es posible lograrlo mediante la implementación de estrategias eficientes de gestión de recursos. La clave para el éxito en este contexto es priorizar las actividades y servicios con mayor impacto y valor para los participantes, aprovechar al máximo los recursos disponibles y buscar alianzas y colaboraciones con otros actores en la comunidad. La creatividad y la innovación son fundamentales para optimizar los recursos y ofrecer programas atractivos y efectivos sin comprometer la calidad. Además, mantener un enfoque centrado en los gustos e intereses, asimismo en las necesidades de los usuarios y en sus resultados permitirá garantizar que la oferta programática sea pertinente y adaptada a las necesidades de la población objetivo, incluso con limitaciones presupuestarias.
Termino aquí. La modernización de los centros de día para personas mayores en Costa Rica es esencial para garantizar la calidad de vida y la atención adecuada a este grupo demográfico en constante crecimiento. Es necesario crear disrupción para mejorar la gestión y mantener los centros actualizados con las últimas tendencias gerontológicas y tecnológicas. Se trata de avanzar en el modelo de gestión y conceptualizar bajo parámetros de intervenciones centradas en la persona, en el envejecimiento activo y saludable y la innovación social.